23 abril 2009

'Fifty Dead Men Walking'



En 2006 tomé esta fotografía de una calle de Belfast, ciudad que diez años después del inicio del proceso de paz continúa haciendo denodados esfuerzos por aprender a convivir. Una tarea que requerirá de tiempo, comprensión mutua y altas dosis de paciencia, pues el conflicto irlandés, con sus tres décadas de bombas, tiros y amenazas, se cobró la vida de más de 3.600 personas, y todavía hoy continúa coleando en forma de escisiones y atentados aislados...

Con mayor o menor fortuna, el séptimo arte ha abordado esa cuestión en algunas ocasiones. A finales de agosto llegará a los cines españoles la última película sobre el tema, Fifty Dead Men Walking, título que hoy ha inaugurado el Festival de Cine y Derechos Humanos, una cita que edición tras edición se vuelve más ineludible. Podéis consultar el programa y leer un resumen de lo que nos espera hasta el día 30 en el Teatro Victoria Eugenia de Donostia -un resumen que supone, además, el debut de este humilde fotero en www.soitu.es-.

Bajo estas líneas yacen un comentario de la película y la información de la rueda de prensa.

Sin IRA libertad

Año. 2008. Origen. Reino Unido-Canadá. Año. 2008. Dirección y Guión. Kari Skogland. Reparto. Ben Kingsley, Jim Sturgess, Rose McGowan, Kevin Zegers, Tom Collins.Duración. 117 minutos.

tiempo que las películas sobre el problema irlandés se convirtieron en una suerte de pequeño género cinematográfico. Algunas, como Cal (1984), son más bien prescindibles, pero un buen número de ellas alcanzan la categoría de excelentes, como Agenda oculta (1990), En el nombre del padre (1993), Bloody Sunday (2002) o la reciente Hunger (2008). Ahora llega Fifty Dead Men Walking , un estimable thriller inspirado en la historia real de Martin McGartland, el mayor topo que los servicios de inteligencia británicos lograron infiltrar en el IRA.

El filme de Kari Skogland arranca trepidante y poderoso, acompañando al espectador por las violentas y malas calles de Belfast. Todo aderezado con una ambientación exquisita, un hábil control de las secuencias de acción y personajes con interesantes dobleces. Porque aunque la directora venda la figura de McGartland como la de un "héroe improbable" que sacrificó su vida para salvar la de 50 objetivos del IRA, lo cierto es que su proceder tuvo bastante de egoísta, sobre todo porque cada vez que pasaba una información a los ingleses, él ponía la mano y se embolsaba encantado abultados fajos de billetes.

Fifty Dead Men Walking posee casi todos los ingredientes para edificar una gran película. Lástima que hacia el ecuador pierda fuelle y tropiece con algunos tópicos e innecesarias secuencias videocliperas que impiden que sea excelente. En todo caso, lo más atractivo de la cinta quizá sea su enfoque, alejado de la imagen épica del IRA que suele ofrecer el cine y que tanto complace a algunos espectadores de estos lares donde también sufrimos nuestro particular conflicto. Ello no quiere decir que los británicos salgan bien parados porque no es así, pero los activistas republicanos no aparecen dibujados como rebeldes aplastados por la bota del imperio británico, sino como terroristas sanguinarios contra los que no caben subterfugios ideológicos. Simplemente son, como proclama uno de los personajes, "asesinos que han encontrado un motivo para matar".




"Algunas películas de Hollywood ofrecen una imagen demasiado romántica del IRA"

LA séptima edición del Festival de Cine y Derechos Humanos ha arrancado esta tarde con la proyección de Fifty Dead Men Walking, una coproducción anglo-canadiense dirigida por Kari Skogland y basada libremente en el libro escrito por Martin McGartland, un buscavidas norirlandés que en 1988 fue captado por la Policía británica para infiltrarse en el IRA. El título del filme alude a las 50 vidas que sus informaciones consiguieron salvar.

La historia que inaugura el certamen donostiarra es el claro ejemplo de que la realidad siempre supera a la ficción, ya que cuando fue desenmascarado como topo, McGartland logró escapar saltando por la ventana del piso donde los terroristas irlandeses le torturaban con intención de asesinarlo. Años después, en 1999, sobrevivió a los seis tiros que le descerrajó el IRA cuando descubrió su escondite.

Hoy en día continúa en la clandestinidad, aunque a punto estuvo de boicotear con una demanda el estreno de la película en el último festival de Toronto porque no compartía el punto de vista del guión. Algunos medios publicaron que finalmente la productora resolvió sus diferencias con McGartland pagándole 37.000 dólares, eliminando ciertas secuencias y advirtiendo que algunas situaciones y personajes eran inventados.

"Antes del estreno Martin estuvo en desacuerdo con algunos detalles, pero después vio la película y le encantó", se limitó a decir ayer la directora, que durante el rodaje conversó por teléfono con el antiguo topo, al que nunca ha visto en persona. Sí se entrevistó cara a cara con ex miembros del IRA y la Policía británica del Ulster. Su intención en todo momento fue "transmitir una visión equilibrada del conflicto" y resultar "veraz" al narrar la historia de un informante sin ideario político que empieza a colaborar con la Policía atraído por el dinero que recibe de los británicos, pero que después emprende un "viaje personal y moral" que cambia su destino y su forma de pensar.

héroes improbables Martin tiene ahora 39 años y difícilmente podrá volver a llevar una vida normal por mucho que el problema irlandés esté en vías de solución. "Eso nos remite a la idea central de la película. ¿Serías capaz de renunciar a tu futuro y a tu familia por salvar la vida de 50 personas que ni siquiera conoces? Habría que celebrar y reconocer el hecho de que existan héroes improbables como él", aseveró la cineasta.

Skogland reconoció que algunas películas, sobre todo las realizadas en Hollywood, ofrecen una "imagen romántica" del IRA cuando en realidad no hay nada de romántico en la violencia. "No he querido hacer un documento político, sino retratar la situación de manera equilibrada", insistió.

Finalmente, añadió que fue un "placer" trabajar con Jim Sturgess, que encarna al joven infiltrado, y con Ben Kingsley, que interpreta a su enlace con la inteligencia británica, y agradeció sinceramente el apoyo de la ciudad de Belfast, en cuyos escenarios reales se rodó esta película que -sostiene- "habla de paz".

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