01 diciembre 2009

Dock of the Bay 3: el balance


And the Dockie goes to...

UNA FICCIÓN SOBRE LOS PREMIOS QUE LA MUESTRA DE CINE DOCUMENTAL MUSICAL NUNCA ENTREGÓ

E
L Dock of The Bay, la muestra de cine documental musical de Donostia, clausuró el pasado domingo su tercera edición. Es hora de hacer balance. El certamen, prácticamente un recién nacido que acaba de aprender a andar, progresa con paso lento pero seguro en la búsqueda de su propia identidad. Este año ha propiciado un avance importante y la programación de conciertos en vivo ha sido un éxito. En futuras entregas, la oferta se ampliará con nuevas e interesantes propuestas que, quizá, pasen por la creación de algún apartado competitivo. Dado que de momento no existe tal sección, este periódico, que ha sido el medio oficial del festival desde su génesis, propone ahora un juego: la concesión de varios premios ficticios a los mejores trabajos proyectados en el Teatro Principal, unos galardones que bien podrían llamarse Dockies.

Y PREMIO ESPECIAL DEL JURADO
Oro, plata y bronce

El jurado del diario NOTICIAS DE GIPUZKOA, integrado por las dos retinas del arriba firmante, decidió entregar el Dockie de Oro a la película Soul Power (2008), por la genial descripción de Zaire 74, un macrofestival que reunió a músicos y cantantes negros de EEUU con artistas africanos. El director, Jeffrey Levy-Hinte, emplea exclusivamente las imágenes y los testimonios rodados en 1974 para urdir un poderoso relato histórico-musical donde sobresalen varias secuencias: el alucinante viaje en avión donde B.B. King, Celia Cruz y James Brown comparten asiento y jam session; las soflamas incendiarias a favor de la negritud de Muhammad Ali, que poco después del festival recuperó en Kinshasa el título mundial de boxeo frente a George Foreman; las electrizantes actuaciones de Brown, el exotismo y la entrega de los intérpretes africanos y el lamento emocionado y emocionante de Bill Withers cantando Hope she"ll be happier with him.

Por otro lado, Johnny Cash at Folsom Prison (2008), un excelente trabajo de Bestor Cram, recibió el Premio Especial del Jurado por documentar con profusa información el concierto más célebre ofrecido jamás en una cárcel. Por desgracia, la cinta no contiene imágenes en movimiento de la función de 1968 -¿cómo es posible que a nadie se le ocurriera grabarla?-, pero sí declaraciones de ex presidiarios y funcionarios que la presenciaron. El documental, además, desvela el extraordinario intento de redención de Glen Sherley, el cantautor preso de Folsom que escribió uno de los temas que Cash interpretó en la grabación realizada en el citado presidio californiano.

Por otro lado, el Dockie de Plata fue a parar a NY 77. The Coolest Year in Hell, por la trepidante descripción del convulso 1977, año en que Nueva York asistió a la eclosión del hip hop, la música disco y el punk, y el de Bronce a Edwyn Collins: Home Again, por narrar sin sensiblería la esperanzadora historia de superación del músico escocés que trata de regresar a los escenarios tras el derrame cerebral sufrido en 2005.

También son dignos de mención los documentales sobre Public Enemy y Anton Corbijn, y si hubiera que otorgar el Dockie de Chatarra -algo así como los premios Razzie, que son el reverso de los Oscar-, el peor filme sería Patti Smith. Dream of Life, que hace parecer a la genial artista un ridículo caricato de Muchachada Nui que lo mismo se sube a la tumba de Rimbaud que muestra las cenizas Mapplethorpe a la cámara.

CONCIERTOS, VÍDEOS Y FIESTAS
Otras consideraciones

The Sunday Drivers y su inmejorable directo encabezan otro palmarés ficticio, el de los conciertos del Dock of the Bay, que también recibió a J (vocalista de Los Planetas) y a Julia Cristina. Por último, los tapados de la edición fueron las animadas fiestas golfas de Le Bukowski y el hilarante vídeo promocional de Ángel Aldarondo: no formaba parte de la programación pero se proyectó en los intermedios y, de algún modo, se hizo con el Premio del Público.

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